AGUA EMBOTELLADA VS DEL GRIFO


Estaréis todos de acuerdo conmigo en pensar que el beber agua es muy beneficioso que resulta para el ser humano, ya que el cuerpo está constituido de tres cuartas partes de agua. Nos hidrata, mejora el aspecto de la piel y el pelo, ayuda a evitar la retención de líquido, colabora con la digestión y elimina toxinas, entre otras muchas cosas.
¿Pero qué opciones tenemos para consumir agua de calidad sin dañar el medio ambiente? La mejor opción es la filtración del agua potable mediante un sistema de tratamiento de agua eficaz. ¿Qué hacen estos filtros? Incrementan la calidad del agua potable al eliminar el mal sabor que puede ocasionar el cloro que ésta contiene, además de los residuos y sustancias químicas tóxicas perjudiciales para la salud. 
Mucha gente tiende a pensar que el agua embotellada es la mejor opción a la hora de garantizarse un agua libre de contaminantes. Sin embargo, en recientes investigaciones llevadas a cabo en EEUU han podido comprobar que muchas de las empresas embotelladoras (40%) utilizan el mismo agua del grifo, y el otro tanto no se puede confirmar que siempre estén libres de metales pesados, flúor y otros contaminantes dañinos para la salud humana.
En España, investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos han encontrado trazas de nicotina en cinco marcas de agua mineral embotellada. 
Esto supone pensar que las multinacionales embotelladoras han hecho mella en hacernos pensar que su agua provenía de manantiales, montañas y lugares limpios de contaminantes, cuando ahora podemos llegar a la conclusión, que en muchos casos hemos sido engañados pagando por un agua que debería ser un derecho para todos y no un negocio para unos pocos.
“Quien controle el agua, tiene el poder”, dice la activista Maude Barlow. Y es que como vengo diciendo en este artículo, el agua, recurso natural indispensable para la vida, se ha convertido en una mercancía tan preciada como el petróleo o la electricidad. Es lo que se considera el nuevo “oro azul” de empresarios y gobernantes que se están repartiendo “el pastel” como de costumbre entre unos pocos para controlar este bien tan preciado y esencial para la vida misma. El agua pura o potable es cada vez más escasa debido a la contaminación por las industrias, y son los cazadores de fortunas los que están comprando los terrenos con agua aun no contaminada para comercializar y negociar con este “bien común” que la naturaleza ha puesto a nuestra disposición. El agua se ha convertido en una industria millonaria a manos de magnates y políticos sin escrúpulos. 

El agua embotellada ha sido un gran negocio durante muchos años, pero ahora se está viendo que no era como nos lo han contado. Según varios estudios realizados por científicos en los que se ha analizado el  agua embotellada, se han encontrado numerosas concentraciones de desinfectante, además de restos de productos farmacéuticos y otras sustancias químicas, lo que tiene serias consecuencias para la salud del ser humano que ingiere este agua embotellada. 
En otro estudio se pudo comprobar tras analizar la orina de varias personas que tomaban agua embotellada,  que el 95% contenía restos de bisfenol-A, nocivo para el organismo (un componente tóxico que se utiliza para la fabricación de la mayoría de los plásticos).
Por otro lado, hay que hacer hincapié en los problemas medioambientales que acarrea la producción masiva de botellas de plástico para el agua, alrededor de 1,5 millones de toneladas de plástico al año. Supone kilos de plástico consumidos de los que tan solo un 13% se recicla y el resto acaba apilados en montañas de desecho plástico en países como la India, se incinera generando polución tóxica o acaba en el fondo de nuestros océanos. Se habla de más de 100 millones de toneladas de plástico encontradas en las profundidades de los océanos.
Las propiedades por las que se aprecia precisamente el plástico son las más dañinas en el mar, es decir, no se degradan y no se transforman o procesan, permaneciendo en el medio ambiente durante muchos años completamente inalterados. Con el paso del tiempo y por medio de la erosión se va fragmentando en diminutas partículas que al quedar suspendidas en el agua los peces lo confunden con alimentación.
Además hay que señalar que el consumo energético para la fabricación de las botellas de plástico es gigantesco. Por cada vaso de agua embotellada supone emitir 185 g de dióxido de carbono de promedio a la atmósfera, frente a los escasos 0,3g de un vaso de agua del grifo.
Después de todo lo mencionado anteriormente, la opción ideal es la filtración del agua, puesto que es la medida más eficaz y beneficiosa.
En la página www.vivirmejorya.es* podéis encontrar un sistema de tratamiento de agua revolucionario y de fácil instalación en la cocina para seguir avanzando hacia un hogar eco. 

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